viernes, 10 de abril de 2015

 Aconsejar a otros 
La siguiente información se basa en los trabajos del Autor Jay E. Adams titulados: Capacitados para restaurar (1986) y Capacitados para orientar (1981). Las citas y párrafos textuales, se señalan como referencias con notas al pie de página.
Definición de aconsejar
Para este autor el aconsejar es “el proceso por el cual un cristiano restaura a otro a un lugar de utilidad para Cristo”[1],  es también la actividad a través de la cual, “uno entra de modo primario como miembro de la iglesia”[2] quedando bajo de autoridad y orden del liderazgo de la misma.
Del griego «noutesia», en el Nuevo Testamento, se desglosa la palabra “noutetico” que es otra forma de llamar, según Adams, “el aconsejar bíblico”[3].
La palabra contiene tres elementos que presuponen:
Cambio
El objetivo primordial de la consejería, es crear un cambio, sin este objetivo claro, la interacción entre aconsejado y consejero, es cualquier cosa menos aconsejar.
Ante esto surgen las preguntas: ¿Qué hay que cambiar? y, ¿cómo se hará el cambio?
En relación a alguien que ha sido sorprendido en pecado según  Gálatas 6:1, transcribo lo siguiente que Adams (1986,27)  menciona:
“Esta situación ocasiona la necesidad del cambio. El cambio que consideramos en la restauración a la utilidad es un cambio en sus pautas de vida, en la cual las creencias, actitudes y conducta pecaminosas son reemplazadas por otras rectas.
Todo aconsejar tiene que ver con cambios en creencias, juicios, valores, relaciones, comportamiento y otros elementos semejantes de la vida. El pecado en la vida humana lleva a la desfiguración de la vida en cada una de estas categorías. O sea, que el objeto del cambio en el aconsejar cristiano es, como resultado, el pensamiento y la acción pecaminosa”
Dos diferentes casos se exponen para tratar de explicar que la consejería no solo es un aconsejar curativo, sino también, como en el caso de Job y del ciego de Juan 9, un “aconsejar preventivo”[4] ya que algunas de las aflicciones que se sufren, no siempre son acarreadas por el pecado personal.
Sin embargo, la noutésia como aconsejar curativo, “se refiere a situaciones de las cuales uno se ha acarreado los problemas sobre sí mismo por su pecado, o en las cuales ha respondido de modo pecaminoso a las presiones o problemas que no había causado el mismo”[5]
Volviendo a Gálatas 6:1, se puede deducir pues que la acción que se requiere en este caso es el aconsejar curativo o noutético, toda vez que de una u otra forma, el hermano tomado en falta, “ha estado pensando y obrando pecaminosamente”[6], por lo cual, un cambio es urgente.

Confrontación
Esta acción según Adams (1986, 28) requiere “contacto personal, verbal, cara a cara… con los principios bíblicos que se aplican a esta situación”, sin embargo, aunque el termino puede dar la idea de aspereza o desafío, es todo lo contrario, ya que es más bien un dialogo de ayuda entre el consejero y la necesidad de cambio del aconsejado, idéntico al termino cálido usado por los padres hacia los hijos y los hermanos hacia sus consanguíneos.

Interés y afecto
            Es el elemento indispensable que debe sustentar la confrontación, ya que de otra manera, esta será improductiva. “el interés por otro, el deseo ardiente y el esfuerzo incansable de aliviar la miseria que las pautas de vida pecaminosas han infligido sobre el otro, son las marcas del aconsejar noutético, bíblico”[7]
            Este elemento requiere guía del Espíritu Santo, ministración de las Escrituras y oración por sabiduría para trazar bien la Palabra, y por fuerza para que el aconsejado la obedezca, de tal manera que “quede redargüido de su pecado y sea dirigido hacia el cambio que Dios requiere”[8].




Bibliografía consultada
Adams, Jay E. Capacitados para orientar. Editorial Portavoz, 1981. Grands Rapids Michigan
Adams, Jay E. Capacitados para restaurar. Editorial CLIE, 1986. Barcelona España




[1] Adams, 1986, 25
[2] Ibid
[3] Ibid
[4] Ibid, 27
[5] Ibid, 27
[6] Ibid, 28
[7] Ibid, 28
[8] Ibid, 29